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Basar la línea principal de la decoración en elementos de corte recto. Mesas, muebles y sillas parten de una idea sencilla y clásica en su forma, sin adornos superfluos ni grandes elementos decorativos que no aporten funcionalidad al mueble.
La madera es la gran protagonista, pero en un auténtico estilo contemporáneo se combina a la perfección con mármol, hierro o cerámica. La clave está en disponer los elementos de forma que ninguno de ellos cobre especial importancia sobre los demás.
Si hablamos de tejidos, sucede lo mismo: materiales como la lana, el cuero o el terciopelo habrán de combinarse para ofrecer ese confort del que hablábamos al principio sin la necesidad de que un elemento o textura sobresalga por encima de los demás.
La paleta de colores puede ser todo lo amplia que quieras, pero la base de este estilo son los colores pálidos, ocres y crema. Puedes romper esta gama, pero con cautela.
El conocido hoy en día como estilo contemporáneo no se basa en imitar al detalle los hogares de aquellos años del siglo pasado. Es más una referencia, una línea a seguir… pero sin abusar.
En la actualidad, los espacios de un hogar están distribuidos de forma más diáfana y, además, elementos como la luz natural o la necesidad de espacios amplios y abiertos tienen una importancia ahora que en el pasado no tenían.
Si optas por diseñar un espacio con elementos de estilo contemporáneo, no olvides dejar aire entre los elementos, no cargues la estancia con muebles más grandes de la cuenta y mantén siempre un sentido estético y armónico global, esto es lo más importante.
Lo hemos oído más de una vez. Es que el estilo contemporáneo es muy frío, no da sensación de calidez y confort. Bien. Pues no tiene por qué.
Es cierto que una base de líneas rectas y colores apagados puede llevar a un monocromatismo un tanto aburrido en tu estancia contemporánea. Por eso tienes que dar un segundo paso: los detalles.
El punto de calor y amabilidad llegará en cuanto aportes un toque de color en la decoración secundaria de tu hogar. Cojines de colores como el menta o el mostaza, un cuadro abstracto con notas de color naranja o azul, un jarrón de porcelana rojo… Deja que tu imaginación fluya, prueba, equivócate, prueba de nuevo y, sobre todo, sé fiel a tus gustos y necesidades personales. La idea no es buscar un estilo contemporáneo de manual, sino el tuyo propio.
El estilo contemporáneo pide una decoración muy sencilla, con elementos concretos y bien seleccionados. En el siglo XX, el arte abstracto estaba en pleno apogeo. Aprovecha las paredes para dar color y calor a la estancia con elementos de arte abstracto. Bienvenidas piezas de hierro, madera o porcelana con formas orgánicas, lámparas de metal o plantas de hojas pequeñas.
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